Dije que no quería hablar de esto en el blog, pero una vez que se empieza es difícil parar. Los sucesos que comento en estos post son el disparador que me empujó a, finalmente, tratar sobre la situación de Venezuela aquí. Como pueden ver, no se trata de la acción tal o el proyecto cual, sino de actitudes que dejan ver lo que un patán puede hacer cuando cree que tiene la sartén agarrada por el mango. Y no tiene que ver con que sepas llegar al pueblo o acercarte a las masas. Las más elementales formas de respeto no están peleadas con el sentir popular. Cuando una persona cree que se pueden gastar miles y miles de dólares de todos los venezolanos en una transmisión televisiva en vivo desde el interior de la República para contar cómo te dió un cólico y lidiaste con la diarrea, siendo presidente de la República, entonces todo está perdido. Recuerdo cantidad de veces en que voceros de la revolución (sí, con minúscula) han utilizado el término “majestad del primer mandatario” para quejarse por declaraciones de opositores y yo simplemente planteo este ejercicio: vean el video sin prejuzgar, completo y luego díganme ustedes a mí de qué “majestad” están hablando.
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