septiembre 23, 2008

VENECIA PICHE.



Desde que estaba yo pequeñito, escuché muchas veces el cuento aquel de que Américo Vespucio llegó a lo que hoy es nuestro país entrando por el lago de Maracaibo y que al ver los “palafitos”, esas chozas sobre el agua, se acordó de Venecia y nombró esa tierra “Venezuela”, “pequeña Venecia”.

Suena linda la historia. Pero un día, ya mayor, cavilando por la vida, sentí un golpe de consternación en mi nuca. Y explico la razón de mi sorpresa mental: Cuando uno va a decir, por ejemplo, “pequeña mujer” uno dice mujercita, con terminación “ita”. Mujerzuela significa otra cosa. Así que el romántico cuento del nacimiento de nuestro nombre cambiaba de pronto y me dejaba claro que si fuéramos una “pequeña Venecia” seríamos “VENECITA” y que como no somos Venecita, sino Venezuela, lo que quiso decir Américo Vespucio es algo así como “esta Venecia Piche”, o "Venecia región 4", como DVD en español y sin extras. El caso es que ese descubrimiento me hizo pensar en que nacimos con una suerte de maldición escondida nada menos que en el nombre. Y que de tanto llamarnos Venecia piche hemos terminado convirtiéndonos en un país piche, en un mal remedo de nación con un mal remedo de Reyezuelo (aquí si aplica la terminación) que hace con nuestras leyes, nuestras riquezas y nuestra imagen literalmente lo que le da la gana.

Por todo esto he decidido que cuando suba aquí un post que hable de la retorcida vida política de mi país, voy a colocar como antetítulo las palabras VENECIA PICHE. Primero porque no quiero aceptar que lo que que está pasando es lo que mi país merece o que se va a quedar así por siempre y segundo, porque quizás dándonos cuenta todos del insulto que el señor Américo deslizó en nuestro propio nombre, conjuramos la brujería y, quién sabe, hasta el reyezuelo renuncia.

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