marzo 16, 2016

Yo no soy Matteo. Afortunadamente.


Tengo 46 años encima. De manera que tuve ocho años en 1977. Supongamos que en ese año, en el colegio, tuve un examen de Castellano y contestando una pregunta puse una palabra inexistente. Un error. Pero resulta que ese error me salió con poesía. Al menos para la inteligente profesora que tengo. Y ella duda, porque tendría que tachar esa palabra como un error, pero el error es una palabra linda, poética y no tiene la sangre fría para hacerlo. Y como ya dijimos que es inteligente, termina convirtiendo el error en una aventura. Me habla diciendo que esa palabra no existe pero que a ella le gusta mucho. Así que me propone que le escribamos a la academia de la lengua para contarles la historia y para saber si esa palabra puede sumarse al idioma, porque es realmente linda. Y lo habla con el salón completo. Así que todos están pendientes de la carta y luego de la respuesta a esa carta y en definitiva, habría tenido yo las clases de castellano más entretenidas del Universo.
Imaginemos, además, ya que estamos en esto, que la academia de la lengua nos contestara. Y no solo nos felicitara porque la palabra que inventamos está bien construida y es hermosa,... (leer más)

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